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Fósforos o tinas de agua caliente?

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El ser humano necesita del amor tanto como respirar. No podemos vivir sin él, pero necesitarlo no asegura que sepamos amar. El amor no se puede imponer, ni obligar, es libre, sino no es amor, es cualquier otra cosa, por eso es que la tarea de aprender a amar incluye saber recibir lo que llega y no esperar nada. A veces, la necesidad nos hace cometer errores, podemos incluso dañar a otras personas por nuestras propias carencias. Pero la mejor escuela para amar es la vida misma. En la búsqueda de calor podemos a veces quemarnos en un fogonazo. Un instante de pasión, puede darse dentro de un contexto de personas que se aman, pero en sí mismo, puede ser efímero, sería como cuando se prende un fósforo, que genera una explosión y se libera mucho calor de una vez, pero rápidamente se apaga y se consume, no dura más que unos segundos. El amor auténtico se parece más a una tina de agua caliente, donde podemos sumergirnos en ella largamente y su calor nos abriga el cuerpo de manera completa, si

Unidos en la gracia y la desgracia

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Hay una creencia patriótica que dice que los chilenos son solidarios de nacimiento. La verdad es que la accidentada geografía de este país lo hace conocido por los violentísimos sismos y las serias erupciones volcánicas, y quizá no tan famosos, pero también abundantes inundaciones por lluvias en el invierno -dada la pendiente cordillerana y la proximidad de poblaciones al pie de las montañas-. Todos los años, las nevadas atrapan a pueblos enteros bajo el denominado tsunami blanco, en el que vidas humanas corren peligro y se pierden animales de pasto; mientras, de manera simultánea, en el desierto, la sequía tiene en alerta desde hace años a otros habitantes de este diverso y sorprendente lugar al sur del sur. Cuando las emergencias se activan, se activa la solidaridad y la gente se vuelca severamente. Si preguntamos a cualquier chileno si es voluntario de alguna institución, nos responderá sobre variadas oportunidades en que ha viajado al norte o al sur a ayudar en la reconstrucción

Units en la gràcia i la desgràcia

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Hi ha una creença patriòtica que diu que els xilens són solidaris de mena. La veritat és que l’accidentada geografía d’aquest país el fa conegut pels sismes violentíssims i les serioses erupcions volcàniques, i potser no tant famoses, però també abundants, les inundacions per pluges a l’hivern -donada la pendent cordillerana i la proximitat de poblacions al peu de les montanyes-. Tots el anys, les nevades atrapen a pobles sencers sota l’anomenat tsunami blanc, on perillen vides humanes i es perden bèsties de pastura; mentre, al desert, la sequera te en alerta fa anys a altres habitants d’aquest divers i sorprenent indret al sud del sud. Quan les emergències s’activen, s’activa la solidaritat i la gent s’hi avoca seriosament. Si preguntem a qualsevol xilè si es voluntari d’alguna institució, ens respondrà sobre variades oportunitats en que ha viatjat al nord o al sud a ajudar a reconstruir cases i pobles o a la mateixa metrópoli ha fet donacions per a socòrrer als seus compatriotes. N

Vitalia, la bondat de ser bona

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Amb aquest nom tan expressiu, va viure i servir amb bondat la mare, avia, esposa, bona amiga, germana i filla Vitalia, qué més es pot demanar?. Una dona encantadora, sempre riallera, sencilla i intel.ligent com ella sola. Convidada a celebrar i reunir-se amb amics, arribava amb un gustós pa gros fet per ella, signe eucarístic i festiu. Era d’aquelles persones que on era acollia als altres i sempre era benvinguda. La Vitalia s’havia casat amb el teóleg Antonio Bentué, aterrat a principi dels 70 des de Catalunya a fer apostolat a Xile. Es van conéixer a la població La Victoria on tots dos servien a gent que iniciaven la construcció de vivendes i comunitat a terres que eren desocupades i on tot estava per fer. A la Victoria i hi havia gent amb necessitats urgents i compañía, calia atenció tan espiritual, com afectiva, estructural o educativa. La Vitalia era veritablement una institució reconeguda i merescuda, disposada a ajudar sempre, convocadora i molt savia. Tenia la bondat de ser bon

Moriré

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(Foto de Patricio Zamora) (Recreación del texto de Alfredo Rubio de Castarlenas: I jo em moriré) Soy un ser vivo y moriré. Me moriré un día, una noche, no lo sé. Moriré caminando o durmiendo, cerca de los míos o tirado en algún lugar recóndito. Nadie sabe cuánto tengo más de vida. Nada sirve para predecir ese tiempo, y en cambio, si de algo tengo certeza es de que moriré. Moriré, y los redondos duraznos seguirán llenando de maravilla la boca de los niños cada verano, moriré y jugarán de nuevo a perseguirse y a esconderse la luna y las estrellas, el hombre y su esperanza.  Todos los días, nuevas flores abrirán sus pétalos aún en mi ausencia; y mis hijos y seres amados seguirán sus propias vidas, como debe ser. Mi casa será poblada por otras personas y las cosas que hoy uso, usarán otros o dejarán de tener sentido. Moriré y habré hecho todo lo que habré hecho, nada más. No empeñaré a nada ni a nadie con mis tareas, haré las que tengo que hacer con la honestidad de quien sabe que

Eficiencia y fecundidad, la fecundidad de la solidaridad

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Hace un año y medio en Chile hubo uno de los terremotos y tsunami más grandes des de que se había tenido registro en la Historia. Muy poco antes se había visto sufrimiento similar en Haití y posteriormente hemos visto como la tierra no para de convulsionar, especialmente recordamos el movimiento telúrico de Japón con repercusiones fatales per a tantas personas. De cada uno de estos movimientos hemos aprendido muchísimo, en el caso de Haití sirvió para fijar la atención en un país que tiene profunda necesidad de ayuda, no sólo por el terremoto sino por una debilísima estructura desde el angulo que se mire, y quizá en el otro extremo, precisamente Japón, un país tremendamente organizado que enfrenta una catástrofe magna informando a la población, tomando todas las precauciones y colocando todos   los recursos a disposición. En cualquier caso, siempre, gracias a las actuales posibilidades que nos ofrecen las redes mediáticas, la humanidad entera ha seguido desde el primer momento los hech

Eficiència i fecunditat, fecunditat de la solidaritat

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Fa un any i mig que a Xile va haver-hi un dels terratrémols i tsunami més grans dels que s’havia tingut registre a la história, feia molt poc haviem vist patir el semblant a Haití i en aquest temps hem vist com la terra no para de convulsionar, especialment recordem el moiment telúric de Japó amb repercussions fatals per a tantes persones. De cada un d’aquests moiments hem aprés moltíssim, en el cas d’Haití ha servit per a fixar l’atenció en un país que te necessitat de profunda ajuda, no només pel terratrémol sino per una feblíssima estructura des de l’angle que es miri, i potser a l’altre extrem, precissament Japó, un país tremendament organitzat que fa front a una catástrofe magna informant a la població, prenent   totes les mides i posant tots els recursos a disposició. En qualsevol cas, sempre, grácies a les actuals possibilitats que ens ofereixen les xarxes mediàtiques, la humanitat sencera ha seguit des del primer moment els fets. Qué passa amb la terra? diuen alguns, está enfad