Resignificación del perdón, una porciúncula para Chile

En el año 1922 el sacerdote chileno de la orden franciscana Angélico Aranda solicitó al arquitecto catalán Antonio Gaudí, a través de una carta, un diseño para construir una capilla o santuario dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles en la ciudad de Rancagua. Esta petición, cargada de sentido religioso, debería ser una Porciúncula tal como la que 800 años atrás fundara el “perdón de Asís” con el que Francisco promovió una nueva manera de entender la vida que incluía el concepto positivo de pobreza. Antonio Gaudí respondió afirmativamente a la solicitud argumentando que sirviera “para la confraternidad espiritual entre España y América”
Esta petición que no pudo concretarse en vida de Aranda quedó registrada en archivos de la diócesis de Barcelona, en España, y siete décadas después fueron desenterrados gracias a la insistencia Joan Bassegoda, quien fuera director de la Cátedra Gaudí de la Universidad Politécnica de Barcelona. En 1977, para concretar el proyecto, se constituyó en Chile, con sede en Rancagua, la Corporación Gaudí de Triana, con tres objetivos: construir la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles; construir una Casa de Soledad y Silencio -aledaña a la capilla y para resguardar el sentido mismo de esta construcción- y dar a conocer en Chile la personalidad y la obra de Antonio Gaudí.
Con el correr de los años, el proyecto ha mostrado de manera paulatina un sorprendente sentido humano y trascendente. Fue reconocido como Proyecto Bicentenario, no solamente por su importancia arquitectónica sino patrimonial y consiguió recursos para poder avanzar en el diseño arquitectónico imprescindible para la construcción.
El Proyecto Gaudí, como ha sido denominado por el Ministerio de Obras Públicas de Chile es mucho más que arquitectura, más de 80 años de espera y hundir sus raíces en el propio sentido fundacional de Asís, le otorgan en el momento actual nacional, continental y mundial, un significado insospechado.
La VI Región, rica en tradición chilena, cuyas tierras son ricas en mineral y agricultura, es también el lugar desde donde Chile puede refundar, en este Bicentenario su propio sentido. En la intersección misma del final del Camino del Inca y del Camino Real en el actual Parque Catalunya, elevará eje hacia el cielo el Proyecto Gaudí.
El sentido de la vida, la comprensión del límite y la fragilidad, la conexión del ser humano con lo más profundo del ser, tienen un valor que no puede ser substituido por ningún bien material. Esta construcción requiere del espíritu más propiamente chileno, el que en este momento de catástrofe, como en tantas ocasiones, nos recuerda que la vida tiene sentido en sí misma.
La Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles es un tributo a la Virgen, una imagen que se entierra primero para elevare al cielo, con sentido de superación y con la protección del manto de María. Tiene la belleza de la arquitectura de Gaudí, única en el mundo, y esta sería la única fuera del territorio español, en Chile, al sur del sur, allende los mares, en el marco cordillerano, presente andino que nos hermana con todo el continente.
Polo de atracción para turistas y personas de paso, pero un lugar de presencia en si mismo. El Centro Gaudí, proyecta espacios de permanencia, de reflexión y encuentro, conscientes que el ser humano está en constante construcción y precisa los tiempos y los espacios necesarios para reanudar su vocación.
Un espacio para vivir la confraternidad y el encuentro, asequible, cercano a la ciudad, dependiente del cuidado y protección de sus habitantes, vulnerable a sus propias condiciones. El espacio de este proyecto se define urbano y necesita ser ciudadano, pero a su vez asume el riesgo de contribuir a una ciudadanía fraterna.
Con identidad chilena y americana, justo en la intersección de caminos que nos recuerdan el mestizaje, la herencia, la historia que hay que conocer para crecer, el dolor que nos fortalece, el camino con otros. El sentido de perdón, de límite, la capacidad de volver a
Este proyecto tiene unas características que lo inscriben fuera de los marcos tradicionales. Es un proyecto que tiene, en sí un espíritu tremendamente fuerte, no voluntarista, sino trascendente. Procede de la necesidad hacer presente la pobreza, la simplicidad y la felicidad del ser humano y refunda con ello el sentido de la vida.
Invita a formar comunidad, signo de ello y convocatoria para ello la creación de un espacio cercano a la capilla para vivir la experiencia contemplativa con otros, en la Casa de Soledad y Silencio.


¿Qué significa hoy una PORCIÚNCULA?
Hoy día, la humanidad está en búsqueda de sentido. La porciúncula significa precisamente “otra oportunidad”, es el sentido del perdón sin condiciones. Por ello este proyecto es un “polo de atracción” para todas las personas que necesitan sosiego, experiencia de sentido.
Pero además, en este caso, el este sentido está muy vinculado a la fraternidad entre España y Chile, fraternidad que, más allá de un posible sentido romántico, significa también construcción de una humanidad que es capaz de consolidad lo mejor de todos, desde la diversidad, sin prepotencias, sino desde el encuentro. Este proyecto está llamado a mostrar la fraternidad y ahondar en las riquezas que cada cultura aporta a una sociedad mejor, en evolución.

Soledad y Silencio
Dos palabras que atemorizan al ser humano lleno de cosas y de palabras, de ruidos internos y externos. Para llegar a lo más íntimo y construir el sentido hay que parar. Este proyecto está circunscrito en medio de la ciudad, en medio del ruido, pero también frente la majestuosidad de la cordillera. Se erige para contemplar y ser contemplado, desafiando las necesidades del mundo y en un cruce de caminos. Por ello es también polo de atracción, debe incrementar la acogida al viajero, el cuido del espíritu, de las heridas y de la riqueza que trae el caminante. Es un lugar para la reflexión y el descanso, de pausa para retomar fuerzas y regresar rebosante al mundo, pero lleno ahora de paz. El retiro nunca es desconexión, sino aterrizaje para mayor conciencia y realismo. El aire, la luz, el agua, la tierra… el entorno natural hace presente la vida.

Proyecto integral
Este proyecto tiene como punta de lanza una “capilla”, un lugar de culto aparentemente. Pero no cualquier capilla, sino que tiene el sello de Gaudí, sello que a la vez, la corona. Las grandes obras pueden hacerse en cualquier parte del mundo porque su lenguaje es universal. Este edículo, o porción de otra más grande obra, tiene los elementos suficientes para mostrar todo el genio arquitectónico y la cosmovisión de Gaudí.
Las cosmovisiones son el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, desde donde se interpreta a él y a todo lo existente. Una cosmovisión define nociones comunes que se aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral o la filosofía. La cosmovisión de Gaudí es profética y contiene referentes oportunos para el presente.

La “Casa de soledad y silencio” es el espacio en el que cualquier persona, sea cual sea su sentido de trascendente, pueda realizar la experiencia de la sedimentación y síntesis. La experiencia de interiorización y de trascendente. La belleza expresada en la naturaleza y en las obras de arte o la música ayudan a ahondar en el propio sentido.

Un “Centro Cultural”que facilite el diálogo con otros. Para mostrar las propias obras, para encontrarse con los trabajos o experiencias de otros, para dialogar.

El proyecto abraza las tres dimensiones que vivió Gaudí: belleza (capilla), interiorización (casa de silencio) y diálogo (centro cultural). En su discreción el parque Catalunya nos aporta los elementos que ayudan al ser humano a recorrer el camino interior en busca de respuestas que le acerquen a vivir en armonía consigo mismo, con su entorno y con Dios.

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