¿Tengo dolores?

Con las prisas se nos olvida vivir. ¡Es cierto!! Con el trabajo, las obligaciones, los afanes y tantas otras presiones cotidianas, podemos desconectarnos del centro. Podemos vivir muy informados, o más o menos, de lo que ocurre en el mundo, estar alerta con los problemas y vicisitudes del país y de la comunidad, ser muy activos incluso en ello, pero no necesariamente estar conectados con el centro de la propia vida: ¿en qué estoy?, ¿qué me pesa?, ¿qué me alegra, empuja, motiva?

Un primer paso para tomar conciencia es conectarnos con los propios dolores, el cuerpo sabiamente nos da señales: la cabeza, la espalda en todo su esplendor, el vientre. ¿Qué ocasiona nuestros dolores?

Segundo paso es cómo voy a enfrentar este dolor, cómo trabajaré para enmendar y dar un salto en mi calidad de vida para que ese dolor, miedo, molestia sea un escalón más hacia mi plenitud humana.

Tercer paso junto con cargar y enfrentar mi propio duelo, dónde quiero estar, qué anhelo profundo tengo, qué colores y alas tiene la mariposa que soy yo al salir de la crisálida.

Todos tenemos tareas internas que realizar. Todos tenemos dolores, hay que enfrentarlos, quedarse en ellos nos empobrece, la auténtica forma de vida es brillar fuera de la crisálida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Abrazo de cabezas blancas

La lección de Don Isidro

Quant més lleugers, més felicos