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Quant més lleugers, més felicos

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Tot passejant, en Siscu va anar recorrent els carrers on havia viscut la seva infantesa i joventut i reconeixent alguns edificis encara existents que el seu avi havia construit quan es va dissenyar tot aquell barri. Immigrant Italiá, va arribar a Xile pels voltats de la primera década del 1900 s’hi va quedar, va tenir fills i després nets, un d’ells en Siscu. Quan l’avi va morir, en Siscu va anar al poble d’Italia on el vell havia nascut i va deixar una placa en commemoració d’algú que havia lograt una certa celebritat al llarg de la seva vida i també deixava un valuós llegat históric i material. En Siscu, després de molts anys, remembrava aquell viatge amb agraiment, peró també es sentía lliberat d’aquell passat. La familia d’Itália, l’avi, les cases contruides per ell on havien viscut tantes families -inclosos els seus pares, que el van engendrar-, les vivencies que el feien ser qui es i sense l es que no hagués existit mai, ara el deixaven lliure. Agrait de tot, peró propietari de

¿Qué lenguaje para hablar de Dios?, simbología de la trascendencia

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El estallido social ocurrido en estos días en Chile ha puesto en evidencia la sumatoria de dolores que se arrastraban por años, situaciones que en el día a día cada uno enfrentaba desde el silencio y la soledad obligados y que al rebalsar el vaso han generado un verdadero tsunami. La destrucción ha sido inconmensurable, como lo es cuando la violencia estalla y no se mide. Chile no es un hecho aislado y nuestra generación se enfrenta a la contradicción entre el nuevo paradigma que anhelamos y la necesidad de “regresar” a la “normalidad”. Un país de tradición religiosa, cristiana y católica, que desde hace aproximadamente una decena de años ha vivido el crecimiento de una diáspora de los templos, paralela a la transparencia mediática de abusos espantosos de parte de clérigos. Dolor e impunidad, respecto de toda estructura, no solamente de la eclesial. En paralelo las personas buscan a Dios y lo hacen de distintas maneras, algunas muy personales y directas, otras más comunitarias y quiz

Gerard, educador social (versión bilingüe)

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Eren les vuit del vespre i l’Elliot estava assegut entre la mare i la tieta, a punt de fer un viatge en tren que duraría tota la nit. A la bossa hi havia algunes joguines, peró a casa, amb el pare, s’havien quedat les més importants, que les trobava a faltar molt en aquell moment: el monopatí, la pilota de futbol, els transformers i varios més!. Menys mal que la mare li va oferir menjar alguna cosa i prendre un dels sucs de fruita tan bons que havien comprat, li venia molt de gust prendre’ls.  Quan li van dir que farien un viatge en tren, havia semblat més simpátic i ara estava una mica aburr, no tenia gens de son i la mare i la tieta feien proves, que no li acabaven d’agradar molt, de com dormir tots tres en aquells dos seients. També li havien dit que no es podía córrer. Davant d’ells, de fet asseguts de cara a ells, hi havia un xicot que llegia i una altra noia que també llegia, no semblaen novios, ni res. Peró éren d’edats semblants.  D’un plegat d’un seient de m’es

Tiempo de mirar por segunda vez

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A pesar de las guerras, los malos hábitos alimenticios, las hambrunas, la desertización, el cáncer, la violencia y las bajas pensiones para sostenernos en la vejez…, el promedio de esperanza de vida ha aumentado en el mundo, aunque en algunos países más notoriamente que en otros. Muchas personas se hacen mayores, bastante mayores, en muy buenas condiciones de vida. Hace no tantos años, lo común era que una persona realizara toda su trayectoria profesional en la misma empresa, muchos aprendían así un oficio, iban mejorando las condiciones laborales a lo largo de los años y terminaban jubilando en ese lugar con mucha satisfacción de haberse desarrollado y desempeñado junto a otros que los conocían, sabían de sus fortalezas y debilidades y con quienes había compartido “toda una vida”. Actualmente, tener un título profesional sirve de mucho, pero no necesariamente para trabajar en lo que se estudió y, de hecho, el mundo y la vida dan tantas vueltas que la misma persona, en los mi

Mendoza, ciudad de belleza transformadora y de Festivales de Flauta del Mundo

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Existen en el mundo incontables iniciativas que promueven la convivencia y la conciencia de una mejor forma de vida, el cuido del planeta y la fraternidad, pero no son noticia, no llenan titulares, sin embargo, cada vez es más necesario hablar de ellas, puesto que estamos enfermos de dolor, violencia, abuso. Mendoza, al pie de la Cordillera de los Andes, al oeste del territorio argentino, es una ciudad amable, caminable, a la medida humana, con paseos para tomar un café al aire libre, avenidas amplias, librerías y costumbre de recibir personas en tránsito desde el paso fronterizo con Chile.  Desde el 2008, en septiembre, Mendoza convoca al Festival de Flautas del Mundo, organizado por la Fundación Ama el Mundo y al alero de la Universidad Nacional de Cuyo , con importante trayectoria de trabajo musical especializado en aerófonos, música latinoamericana y andina. Los Festivales de Flauta del Mundo integran a músicos de distintos puntos del planeta, con sus diferentes conceptos